1:3 Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella, porque el tiempo está cerca.
Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de la profecía y guardan las cosas que están escritas en ella,
Juan comprendió claramente cómo esta profecía (= eventos futuros y exhortaciones y advertencias espirituales presentes) debía presentarse en la iglesia. Es decir, una persona lee (y recibe esta bendición especial) y la audiencia escucha y comprende lo que se lee. Jesús, hablando de sí mismo, dijo en Mateo 13:16-17 que los oyentes tenían el privilegio de escucharlo, aun cuando muchos profetas de generaciones pasadas y futuras de justos no lo harían. La lectura del Apocalipsis, por lo tanto, hace que Jesucristo cobre vida para el oyente, como si Jesús mismo estuviera pronunciando las palabras.
Al comparar los tres primeros versículos de este capítulo con la conclusión de Apocalipsis 22:6-21, nos da la impresión de que este Apocalipsis debe leerse a la congregación en su totalidad de una sola vez. Quizás esta sea la única manera de que la bendición prometida en este versículo se haga realidad.
Este versículo contiene la primera de las siete "Bienaventuranzas" del Apocalipsis:
1 | Apocalipsis 1:3 | para el día de hoy |
2 | Apocalipsis 14:13 | relacionado con el período de la Gran Tribulación. |
3 | Apocalipsis 16:15 | relacionado con el período de la Gran Tribulación. |
4 | Apocalipsis 19:9 | trata de la invitación a la cena de bodas del Cordero. |
5 | Apocalipsis 20:6 | apunta al Milenio. |
6 | Apocalipsis 22:7 | Ciudad Celestial |
7 | Apocalipsis 22:14 | Ciudad Celestial |